HUMANISMO 21
Juventino Ferreira Rosas.
Si la sociedad no está en el foco de las políticas públicas, ¿entonces cual es su motivo y razón de ser?
¿Las políticas públicas deben sostenerse más allá de la conveniencia social?
¿Para beneficio de quien?
Doscientos años de autogobierno en México, nos han dejado logros y avances, y también graves errores y retrocesos.
Políticas públicas elaboradas al vapor y matizadas por la tradición de recetar una ley nueva a cada problema nuevo, sin importar su impacto en el conjunto de la esfera jurídica, ni revisar la telaraña de ordenamientos que se anulan mutuamente en unos casos y en otros incrementa las contradicciones frente a los principios esenciales contenidos en la ley máxima, La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
El bicentenario, como evento cronológico, que no histórico (por sí mismo), nos regala la oportunidad de una reflexión panorámica, nutrida desde la objetividad total. Comprometida con nuestra trayectoria social de los dos siglos pasados, y de la centuria por venir, nada más, pero nada menos.
Pasamos de ser una de las razas americanas del siglo XV, a convertirnos en el amplio mestizaje del siglo XVI, con la imposición de la cultura ibérica como única matriz social, a la globalización de nuestros días, con tecnologías de comunicación mundial instantánea y conservando intactas nuestras raíces prehispánicas, gracias al esfuerzo que durante quinientos años han desarrollado los mal llamados grupos étnicos, cuando en realidad han sido centinelas de la cultura en la cual nos formamos como pueblo y que fue creadora de memorables civilizaciones. Algo que no hemos podido igualar en cinco siglos.
Hoy estamos en el umbral de nuevas y trascendentes oportunidades, para renovar nuestra matriz cultural, revisando todos sus componentes, desechar lo que no es útil e incorporar lo pertinente.
Tenemos el enorme reto de restaurar nuestras instituciones, desde la perspectiva de ser los pilares de la matriz cultural, dentro de la cual nuestra sociedad habrá de transitar el siglo XXI, con toda una agenda global, que incluye el cambio climático, como uno de los referentes incondicionales, sin soslayar nuestro entorno nacional y regional.
México tiene nueva cita con la historia, aprovechando todos sus elementos culturales incluyendo el pasado, filtrando y depurando el presente, para proyectar el futuro.
En Veracruz, como un reflejo de la realidad nacional, después del Huracán Bicentenario, la sociedad de la región y del puerto de Veracruz, permanece en un transe de doloroso éxtasis, en una especie de parto autoconsciente, que no deja excepciones, ni personalidad intocada.
Pese a ello, entre el asombro, la perplejidad y la desesperación, un rayo de esperanza brilla en los ojos de quienes se quedaron con lo que traían encima, con lo que los cubre, como único capital.
Imborrables los apocalípticos escenarios en el circulo de comunidades que nos rodean desde Anton Lizardo hasta Chachalacas. Tenemos que revisar todo lo que concierne a la sociedad y su ecosistema de soporte.
Es tiempo de reflexión serena, profunda e irreversible. Es necesario retomar los caminos de la sensatez y es indispensable meter en casa a Doña Prudencia con asilo permanente.
Hoy tenemos la gran oportunidad de aprender todo, de todos.
La nueva experiencia que colectivamente hemos ganado con gran dolor e igual esfuerzo, habrá de hacer permeable nuestras entendederas para no repetir los errores del pasado y las impertinencias en nuestra relación con NATURA.
¿Tendremos la capacidad y sapiencia suficientes para emprender de nuevo un vuelo milenario?
Como el ave fénix, de las cenizas resurgiremos.
Por que, ¡Unidos somos invencibles!, ¡Sí se puede!
Agradeciendo su afinidad por gobernantes.com como opción informativa, reciban un fraternal saludo desde éste muy maltrecho puerto, después de la visita de Karl.
Opine, critique, exponga sus razones.
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