ColumnistasLic. Juan Antonio Nemi Dib

Solferino

1

Cosas Pequeñas
Juan Antonio Nemi Dib

Pocas experiencias me han marcado tanto como esa. Pasaron ya 14 o 15 años y los gritos siguen retumbando en mi cabeza. Estábamos en la sala de consejo de la Delegación Córdoba de la Cruz Roja -intentando armar una campaña de recaudación de fondos- cuando el llanto aterrador de una mujer nos dejó a todos en silencio, pasmados. La pequeña hija de cinco hijos enfermó y la llevaron a un médico particular, que le prescribió un fármaco. La primera cápsula le hizo muy mal, pero el padre dijo que seguramente el malestar era provocado por la misma enfermedad. Cumplido el término para la segunda dosis, la madre no quiso darle a la niña el medicamento pero el padre se empeñó, asegurando que los malestares no eran causados por la droga y, seguramente también porque habían pedido prestado para pagar la consulta y la farmacia, no era como para desperdiciarlo.

Cuando llegaron al área de urgencias del hospital la pequeña ya había muerto y los médicos sólo pudieron corroborarlo. La causa de la muerte fue un shock anafiláctico (la condición fisiológica caracterizada por un descenso brusco de la presión alterial, un aumento descontrolado de la frecuencia caridaca, sudoración excesiva del paciente, malestar severo, angustia, fallas circulatorias, pérdida de la conciencia, convulsiones, pruritos, urticaria y edemas dérmicos producidos por una substancia alergénica), aunque bien pudo ser la ignorancia… o la pobreza, como responsable de todo lo anterior. El llanto de la madre expresaba el dolor infinito, la frustración, la impotencia… Y la Cruz Roja fue el primer sitio en el que ellos pensaron para intentar salvar a la pequeña.

Pero no es el único suceso que tengo presente con la Cruz Roja: sus ambulancias recogieron los cadáveres de mi abuela materna y de mi tío, el hermano de mi madre luego de su accidente cerca de Cuihtláhuac; en la Cruz Roja murió mi hermano luego de una crisis hipertensiva y heroicos esfuerzos para estabilizarlo. Allí murió mi compadre Gerardo, a quien también intentaron salvar. Por otro lado, la Cruz Roja salvó la vida de mi tía y de mi primo -que viajaban en el mismo vehículo en que mi abuela-; la Cruz Roja estuvo presente cuando yo me accidenté; la Cruz Roja ha procurado decenas de cirugías, tratamientos y soluciones médicas a heridos y enfermos que, de otro modo, no habrían tenido a quien acudir.

Los servicios de ambulancia en emergencias que la Cruz Roja presta en México cada año, se cuentan por millones. Y recientemente, la intervención de la Cruz Roja en la atención de las víctimas de siniestros y catástrofes naturales se ha convertido en un gran activo de México, por su rápida capacidad de respuesta, por su enorme cobertura, por su confiabilidad, por la capacidad de transmitir afecto y solidaridad a muchas personas en momentos críticos. Cientos de miles de veracruzanos dan cuenta de ello: albergues, alimentos, ropa de abrigo, atención médica, enseres domésticos, gracias a Cruz Roja.

Su presencia en todo el país es tan importante que a veces se olvida que se trata de una organización social, no gubernamental, filantrópica, que depende esencialmente de la generosidad de sus donantes y, sobre todo, del trabajo noble de muchos voluntarios que no sólo ceden su tiempo y su patrimonio, sino que con frecuencia arriesgan sus vidas por servir. Pero no sólo se trata de accidentes y catástrofes naturales: derecho humanitario, migraciones forzadas, personas desaparecidas, vínculos entre familias dispersas, combate a las minas anti persona y muchos temas más, constituyen la agenda de esta organización internacional. Es cierto que no todas sus delegaciones funcionan con la misma eficacia ni todos sus colaboradores actúan con el mismo nivel de compromiso, pero es indudable que, como organización, Cruz Roja hace un trabajo ejemplar.

El éxito de Cruz Roja y de Media Luna Roja se debe, muy probablemente, al riguroso cumplimiento de sus principios: humanidad (proteger la vida y la salud, hacer respetar a la persona humana, comprensión mutua, amistad, cooperación, paz duradera entre los pueblos), imparcialidad (no hace distinción de nacionalidad, raza, religión, condición social ni credo político, socorre a los individuos en proporción con los sufrimientos, remediando sus necesidades y dando prioridad a las más urgentes), neutralidad (para conservar la confianza de todos, se abstiene de tomar parte en las hostilidades y, en todo tiempo, en las controversias de orden político, racial, religioso e ideológico), independencia (el movimiento mantiene su indepencia, auxiliar de los poderes públicos en sus actividades humanitarias y sometidas a las leyes que rigen los países respectivos, aunque sus sociedades nacionales debenconservar una autonomía que les permita actuar siempre de acuerdo con los principios del Movimiento), carácter voluntario (es un movimiento de socorro que no nace de la obligación sino del carácter desinteresado que se basa en el servicio y la implicación personal), unidad (sólo una Cruz Roja en cada país) y universalidad (es un movimiento internacional -universal- en cuyo seno todas las sociedades nacionales se consideran iguales y tienen la misma influencia).

Se estima que en la “Batalla de Solferino” (24 de junio de 1859) murieron alrededor de 38 mil personas abandonadas a su suerte. Fue una aterradora experiencia que inspiró a Jean Henri Dunant para fundar la Cruz Roja. No imaginaba que 150 años después, sería la única esperanza para millones de personas en el mundo.

Ha iniciado su colecta nacional. Nunca sobra decir que un peso puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte de alguien. Ayudar a la Cruz Roja es un acto de amor que salva vidas. Me consta.

antonionemi@gmail.com

redaccion

América 5-4 Puebla… Un triunfo con mucho Ángel

Previous article

UNAM crea mapa de CU para iPhone

Next article

You may also like

1 Comment

  1. Beneficial info and excellent design you got here! I want to thank you for sharing your ideas and putting the time into the stuff you publish! Great work!

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

More in Columnistas