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Zelaya vuelve a Honduras dos años después del golpe

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Honduras. (El Clarín.com).- Zelaya,Honduras“Golpes de Estado nunca jamás” fue lo primero que dijo Manuel Zelaya dos años después de dejar el poder y el país a punta de bayoneta. Junto a él cientos de seguidores acudieron ayer hasta el aeropuerto de Tegucigalpa para recibir a “su presidente”. Estudiantes, campesinos, obreros, feministas e indígenas llegados de todo el país que agitaron banderas y entonaron “el pueblo unido jamás será vencido” para recibir al hijo pródigo que, con guayabera y sombrero cowboy, llegó del exilio.

La izquierda pudo por fín agitar las banderas rojas que había escondido durante este tiempo. Un desahogo colectivo en el que también participaron ex ministros, diplomáticos, presidentes centroamericanos y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.

Su regreso al país era el requisito que le faltaba a Honduras para volver al seno de la OEA (previsiblemente el 5 de junio) y a los créditos y ayudas internacionales. Una regreso que fue posible gracias a que el presidente conservador, Porfirio Lobo, prometió a Zelaya que no será perseguido judicialmente y que podrá hacer política a través de su movimiento FPR (Frente Popular de Resistencia).

“Qué tendrá Mel, que los golpistas no pueden con él”, gritaban sus seguidores y que esperaron durante varias horas la llegada de Zelaya. Pero ninguno de los que ayer celebró su regreso en el aeropuerto se enteró de nada cuando el 28 de junio de 2009 un grupo de militares se lo llevó en mitad de la noche . A las tres de la mañana Zelaya dormía cuando el ejército se presentó en su casa, lo tomó del brazo y lo metió en un avión a Costa Rica. A la mañana siguiente aquel presidente campechano y bocazas, que ignoró a todos los poderes del Estado y que dobló el sueldo a los más pobres, aparecía dando una rueda de prensa con un patético pijama.

Fue la consumación de un Golpe de Estado que no disparó un tiro pero que abrió un período de persecución, toques de queda y represión que dura hasta hoy. Militares, empresarios, jueces, oposición y hasta su propio partido se unieron para echar al presidente que se hizo chavista en un país profundamente conservador controlado por un puñado de familias.

Hasta el día de su derrocamiento, Zelaya impulsaba un cambio constitucional que le permitiera “refundar Honduras” y convocar una Asamblea Constituyente, siguiendo el libreto aplicado en Venezuela, Ecuador o Bolivia. El referéndum había sido rechazado por el Congreso y declarado ilegal por la Corte Suprema. Horas antes de que abrieran los comicios ya había sido expulsado del poder.

Ayer Zelaya agradeció a los presidentes de Venezuela y de Colombia por facilitar el regreso. Desde ahora, Zelaya encabezará un movimiento político que se presentará a las elecciones de 2013.

 

redaccion

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