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Soluciones para la Crisis

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Humanismo 21

Juventino Ferreira Rosas

Humanismo 21 es el reflejo de las necesidades de una sociedad ecuménica y globalizada, que asiste puntual a su cita con el destino y asume con cautela la confección de su nuevo modelo de desarrollo, privilegiando la vida por la vida misma.

Por eso hay un compromiso manifiesto con la objetividad, a la luz de las necesidades vitales, globales y regionales.

En esa tesitura, tomando experiencia de la tecnología de los ecosistemas que indica que para observar bien el fondo de los cauces y de los ríos,  es necesario dar tiempo a que las aguas se tranquilicen y clarifiquen un poco.

Lo mismo aplica tratándose de los procesos inherentes a todo cuerpo social, por eso Humanismo 21, tomó un respiro, dando tiempo al tiempo, para observar con nitidez los avances de nuestra sociedad, cada vez mas globalizada.

En las semanas anteriores y recién transcurridas, se han observado y leído voces de alerta provenientes de los distintos espacios de gestión global, como son el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, como referentes de alertas sobre el agotamiento de esquema de manejo de los recursos naturales en general y como una insistente invitación a replantear el aparato económico-financiero  en particular.

La crisis financiera del año 2008, que afloró primero en los bancos y fondos de inversión de Estados Unidos, es como un monstruo que recorre el mundo, sin que le hayan cortado la cabeza aún, de ahí las voces de alertamiento.

Prestamos de emergencia,  renegociación de deudas, fondos contingentes, y todos los trucos conocidos en el antiguo sistema monetarista mundial, han sido remedios caros y mediocres para solventar el mal funcionamiento de los tesoros de muchas naciones.

Y entonces se pueden plantear muchas preguntas al respecto, en el entendido de que las respuestas también pueden ser variopintas y polivalentes, pero evasivas con respecto a los cambios que la realidad reclama.

En esa circunstancia y después de un amplio historial de premios Nobel de economía y tantas publicaciones como podemos imaginar, puede ser que las respuestas más sensatas se inspiren en la economía  familiar y domestica; como hijas bien engendradas y paridas por el sentido común y la necesidad.

De ahí saltamos a las posibles políticas públicas que vayan construyendo la solución sustentable a la pandemia financiera.

Primero, del presupuesto de gobierno, reducir el costo del gobierno propiamente dicho o disminuir los costos de operación o de gasto corriente.

Segundo  no gastar en lo que no es prioritario para la sociedad.

Tercero, reorientar las partidas presupuestales hacia la producción de alimentos, pues hoy la nación que no tenga autosuficiencia alimentaria, está en serio predicamento.

Cuarto, la atención a los ecosistemas que soportan los ciclos de vida, como son las cuencas hídricas, que requiere de inversión pero también exigen tiempo, mucho tiempo y  las condiciones actuales en muchos ríos y costas, ya son de atención urgente.

Y las lista puede continuar, pero no retrata de impresionar a nadie, ni de dictar cátedras que nadie ha solicitado, simplemente se comparte un reflexión y ya.

Ahora bien,  ¿y a donde se puede llegar a con estas reflexiones?

A tener claro que de las crisis actuales, casi todas tienen solución.

Que es posible construir un mundo mejor, para un futuro compartido, porque es necesario y porque no hay otro camino, pues solo tenemos un planeta  y por lo tanto,  como especie y como tripulantes del tercer cuerpo celeste desde El Sol, tenemos un destino común y patrimonio humanitario limitado; nos agrade o no, pues la vida es antes de nosotros y lo será después también, ¿o alguien lo duda?.

Instalados en esa plataforma de visión global, y como consecuencia del impacto de todo nuestro hacer y andar por todos los ecosistemas y por todos los siglos pasados; hoy la humanidad en su conjunto, se maravilla ante una verdad inocultable, somos responsables de nuestro propio destino.

Somos copartícipes de lo que suceda con la vida y con el futuro del planeta, entendiendo que no se trata de un slogan de pacotilla, sino una realidad palpable y que el Foro Económico Mundial reunido en Suiza, está reconociendo como  un llamado al cambio, como un grito de alerta, en el sentido de modifiquemos el modelo y por otro lado natura no dice me tienes en el descuido total.

Por lo tanto se puede, gubernamentalmente hablando, atender lo  importante si se reprograman las prioridades, mandando al estercolero todas la frivolidades.

La humanidad en su totalidad y en cada región, tiene frente a si misma un crucial decisión, o cambia sus esquemas, para garantizar su continuidad o sigue con el modelo económico actual, con el riesgo de precipitar su gradual desaparición.

Quede claro que cambiar no es lo mismo que extinguir a los bancos o las casas de bolsas, ni borrar del mapa a las empresas, ni mandar a cortar caña a los economistas, se trata de hacer mejor las cosas, de aplicar las tecnologías pertinentes, de reducir la cantidad de los residuos dispuestos sin control en el medio ambiente, en síntesis se trata de que seamos corresponsables de nosotros mismos, haciendo las cosas bien, como dios manda.

Y cuando todo necesita revisarse y eventualmente cambiarse, es una gran oportunidad para todos, aquí radica y reside una gran buena nueva del tercer milenio, para el tercer planeta desde el Sol.

Todos podemos ser mejores, para bendición de todos y beneplácito de la vida.

Y así, al inicio del tercer milenio, salud hermanos, de todos los pueblos, de todas las culturas y de todas las civilizaciones.

Humanismo 21 queda a las respetables ordenes de sus millones de lectores en

ferreiraconsultor@gmail.com

 

 

 

redaccion

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