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El Auto Conocimiento y la Sociedad

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HUMANISMO 21

 Por Juventino Ferreira Rosas

¿Podemos aspirar a comprender a nuestra sociedad sin tener cabal conocimiento de nosotros mismos?

 Esa “ceguera”  cognoscitiva, ¿es buena para orientar la construcción del futuro de nuestra nación?

 ¿Podemos construir un mejor futuro para todos, sin aceptar lo que somos, como personas y como sociedad?, ¿daremos así los pasos ciertos y firmes para garantizar la permanencia de vida en condiciones de desarrollo integral?

 Pensadores y filósofos de todos los tiempos han hecho reflexiones sobre el gran reto que implica conocerse a si mismo.

 El auto conocimiento es quizá la empresa más difícil que podamos iniciar.

 Porque somos muy proclives a la auto consideración y también repelentes a la auto crítica. Somos alérgicos a la verdad, sobre todo a la propia, a lo que nos duele y lastima. Paradójicamente es el único camino de verdadero progreso en todos los sentidos, para todos. El concierto de fracasos financieros y políticos que se observan por todas partes del mundo, así lo demuestran. Ser ciegos ante nuestra realidad, solo atrasa la precariedad existencial.

Es el espectáculo de los modelos de desarrollo colapsados por la ausencia de  componentes humanistas y por la carencia de diálogos para la concertación con la sociedad. Hoy es evidente que no hay consensos entre los gobiernos y los pueblos a quienes se pretendió servir.

 En sentido más personal, descubrir quien somos y hacia donde nos encaminamos, nos ocupa toda una vida y muchas más. Es el camino para hacernos mas sabios a cada uno y en al conglomerado social también, porque unidos y aglutinados en torno a una filosofía común, somos invencibles.

 El proyecto evolutivo del ser humano puede percibirse como amplísimo e infinito, a partir sus cualidades, capacidades e ilimitada imaginación de que disponemos cada uno.

 Cada uno somos un gran proyecto, instalados por ahora, en un mundo contrario e inverso a lo que fijan las normas de lo eterno.

 Todo es vanidad y egoísmo dicen los libros sapienciales de la Sagrada Escritura. Por lógica, son criterios contrarios a la sustentabilidad de la vida eterna.

 A partir de esa idea básica, cada cual decide hasta donde quiere llegar; para  eso existen la auto conciencia y el libre albedrío.

 Por lo mismo la permanencia de la vida y el apoyo irrestricto a la biodiversidad son simplemente el punto de partida, y por lo tanto indispensables. Ello explica porque Humanismo 21, es cultura de vida.

 En otra parcela de la modernidad, nos desvela la gestión del conocimiento, aún cuando es común aceptar que nadie está obligado a saberlo todo. O como afirman los juristas, nadie está obligado a lo imposible.

 En los hechos, abarcar todo el conocimiento, a mas de imposible por muchas razones, no es el plan de evolución del ser humano, su meta inicial y mayor, es conocerse a si mismo, antes que pretender conocer al todo; pues de otro modo simplemente no pude comprender la realidad total,  sin entender las leyes a que estamos sujetos como individuos y como partículas cósmicas.

 Por otro lado las convulsiones sociales y políticas que menudean por todas partes, agitan también los flujos de información que circulan con la ayuda de las tecnologías informáticas.

 Entonces antes de la desesperación por abrazar y embarazar a una hipótesis sobre gestión del conocimiento, probablemente podamos entender que la prioridad se pasea por otro jardín y que el autoconocimiento es tarea para toda la vida, atendiéndola a diario.

 Seguramente seremos mejores hijos y buenos padres, si nos ocupamos  de reconocer nuestros errores, desviaciones, manías, obsesiones y pobrezas. Todos los que hemos nacido del vientre de una mujer y poblamos este planeta, tenemos esos retos y otros más que el sendero vital nos obsequia.

 Nadie puede llamarse perfecto, ni auto considerarse de una raza o familia superior; sobran los ejemplos a lo largo del periplo evolutivo de la humanidad, aunque con frecuencia se olvide, dado que todos tenemos algún pecadillo en el pasado y otros que agazapados nos esperan en el futuro.

 Lo importante es aceptar que tenemos todo el potencial para ser mejores cada día, considerando nuestras regadas de tepache y no las lágrimas del vecino.

 En consecuencia, si la vida es el mayor bien a que podemos aspirar, no esta carente de un propósito. Ser nobles, justos y sabios es el destino, que nos pondrá en superiores caminos.

 Como pueblo tenemos muchas tareas de autoconocimiento pendientes y como individuos, también.

 Reconozcamos nuestra realidad social, por horrible que parezca, mañana, además de tarde, puede estar pero en todos los sentidos.

 Hagámosle un gran favor a nuestro cuerpo social, enmendando nuestros errores personales y corrigiendo los desvíos y desequilibrios que tanto nos dañan como pueblo y comunidad.

 Las ideas pueden hacer el puente de entendimiento entre todos los istmos, compartiendo una visión de la realidad y  poniendo en claro todas nuestras necesidades.

 Inagotable agradecimiento a los millones de lectores y hasta muy pronto.

 Humanismo 21 recibe sus comentarios en;

 ferreiraconsultor@gmail.com

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