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La chispa de Juan Antonio Nemi

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Prospectiva

Por JAIME RÍOS OTERO

No tengo la menor duda de que la presencia de Juan Antonio Nemi Dib como secretario particular del gobernador del Estado será positiva para los veracruzanos. Nemi suma a su talento, disciplina y claridad mental, un espíritu festivo que lo lleva a ser protagonista sin aflicciones, en donde muestra su despreocupación y hasta se me antoja que representa el espíritu jocoso y risueño del veracruzano nato.

La carta de presentación de lo que sería la personalidad peculiar de este político fue su participación, hace años, cuando era diputado federal, en el programa chacotero de Paco Stanley, donde lo menos que hizo fue meter la cabeza en un recipiente lleno de espuma, ante el regocijo del conductor y sus ayudantes, que lo hicieron objeto de las pesadas bromas que eran comunes en ese programa, y ante el escándalo del priismo nacional, que no concebía que un representante del poder legislativo incurriera en tales desfiguros. Su experiencia política ha sido vasta.

Antes de ser diputado fue coordinador de Comunicación Social del gobernador Dante Delgado Rannauro. Más tarde, subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobierno, presidente de la Fundación Colosio, director (y reconstructor) de la policía bancaria y director del Sistema DIF. Luego de ser designado director de la policía bancaria, en uno de sus alardes de malicia (que lo hicieron obligar a dos secretarios de despacho a bañarse en las puercas aguas de la bahía de Veracruz, para mostrar al país que no estaban contaminadas) el gobernador Fidel Herrera Beltrán lo hizo uniformarse con el traje reglamentario de policía, reto que el cordobés aceptó con su magnífico buen humor, y no se quitó el uniforme azul hasta que se fue. Ahí se le veía en los actos públicos, acompañado por el excelente comunicador que es Flavio Morales, ambos reglamentariamente ataviados, al frente de la tropa.

Precisamente en esa corporación, el licenciado Juan Antonio Nemi Dib realizó una de  sus actuaciones más brillantes, pues no sólo le cambió el nombre al entonces Sistema de Seguridad Industrial, Bancario y Comercial, por el de Instituto de Policía Auxiliar y Protección Patrimonial, IPAX, sino que lo transformó integralmente.

Lo constituyó como un organismo público descentralizado, con patrimonio propio y autonomía de gestión; estableció un sistema gerencial y de administración por objetivos y consolidó a los elementos con el carácter de servidores públicos. Creó una contraloría interna, transparentó la administración y acabó con los desvíos financieros. Llevó a sus policías a programas de mejora continua. Casi mil efectivos obtuvieron certificados de primaria, secundaria y preparatoria; una veintena se tituló en estudios profesionales; creó becas para ellos y sus hijos; e impartió talleres y clínicas de defensa policial, arme y desarme, custodia personal, custodia de valores, orden militar cerrado, orden abierto, judo, tae kwon do, acondicionamiento físico, primeros auxilios e informática. A más de 3 mil los envió a estudiar a la academia de El Lencero.

También consiguió créditos hipotecarios para viviendas, pertrechó a la corporación con armas, municiones, patrullas, uniformes y, en general, transformó a la dependencia de un organismo deficitario, famoso porque los policías iban de casa en casa pidiendo dinero, en un instituto superavitario que vendía servicios profesionales de guarda y custodia.

Lo que no ha hecho, pese al ritmo de trabajo de los cargos en que se ha desempeñado, es abandonar sus tareas autorrecompensatorias en la comunicación. Escribe artículos en los medios, dirige programas, conduce “El Molcajete” desde hace varios años, participa en recitales de poesía y actúa en pastorelas navideñas. Juan Antonio rompe el molde del político reprimido y circunspecto. Cuando era subsecretario de gobierno y le preguntaron si quería ser secretario general, contestó que no, que quería ser gobernador. Otro jamás se hubiera atrevido a declarar tamaña osadía.

En fin, que hacen falta esta clase de políticos en los lugares importantes donde se toman las grandes decisiones, porque francamente ya son tiempos en que debe privar lo genuino, por encima de las imposturas.

Temas misceláneos

*** ¿De veras creerán Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Fidel Robles que la izquierda tiene la más mínima posibilidad de ganar algo sola en el próximo proceso electoral? Ambos se oponen a la alianza pragmática con el PAN, pero quizá no se han percatado que el PRD está hecho cenizas, el PT prácticamente no existe y Morena no ha dado color aún. En fin, cosas de las ideologías… o de los intereses. columnaprospectiva@gmail.com

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