Cultura

La verdadera Historia de la Rosca de Reyes

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CIUDAD DE MÉXICO. (Redacción).- Hasta mediados del siglo XIX, partir la rosca de reyes en México involucraba más que la sorpresa de encontrar el haba que coronaría a uno de los asistentes como el rey de la reunión. En esas tertulias del 6 de enero, donde se comía la rosca, acompañada de una taza de chocolate, los solteros podían conseguir una pareja que, con un poco de suerte, incluso podía ser alguien de su interés.

En esa tradicional merienda se acostumbraba realizar “la rifa de los compadres”, que consistía en colocar en un sombrero de alguno de los asistentes papelitos con los nombres de los hombres solteros y en una canastita el de las mujeres solteras. Uno de los asistentes se encargaba de sacar alternadamente los papelitos para formar parejas de compadres, relación que daba pie a una amistad o un noviazgo que podía culminar en matrimonio.

“Algunas se mostraban contentas con la suerte que les había tocado, y aun llegaban a formarse noviazgos y matrimonios; pero para otros participantes la fortuna había sido adversa…!”, relata la historiadora Sonia C. Iglesias en el libro Las Navidades mexicanas (Conaculta).

Para muchos de los mexicanos que hoy partirán la tradicional partida de la rosca de reyes, aquella es una práctica desconocida, así como para algunos lo es la historia que hay detrás de ese pan en forma de rosca, cubierto con azúcar, acitrón, frutas secas y otros ingredientes, y que, según la tradición cristiana, evoca el momento en que José y María escondieron al niño Jesús para salvarlo de Herodes.

Algunas versiones sobre el origen de este pan se refieren a una costumbre judía que consistía en recordar cuando salvaron a los niños de una muerte dictada por Herodes, escondiéndolos en tinajas de harina. Así, el 6 de enero comían pan sin levadura, en el que metían un muñeco de barro. Esa costumbre fue retomada por los cristianos, quienes la vincularon con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía, aunque cambiaron el pan sin levadura por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de rosca, añadieron miel y el adorno con frutos del desierto, como higos y dátiles.

Otras interpretaciones vinculan esta tradición con las fiestas saturnales romanas, celebradas entre el 17 y el 26 de diciembre. Se trataba de una festividad dedicada a Saturno, dios de la agricultura o del fuego, en la que los plebeyos regalaban panes redondos con higos, dátiles y miel a los esclavos.

Una fusión de todas esas creencias llegó a México con los españoles, en cuyas tierras la costumbre era que quien sacara del trozo de pan una haba, era nombrado “Rey de la Faba” y durante un año recibía homenajes y regalos. Ya en la Nueva España esa tradición sufrió algunas variaciones: se escondía una haba y quien la encontraba se convertía en el rey de la reunión y en compadre de quien ofrecía la merienda.

Otra de las prácticas en esa época era que se debía dejar un pedazo de rosca para el primer indigente que llamara a la puerta de la casa.

Con el tiempo, las formas cambiaron. El haba fue sustituida por un muñeco de porcelana, luego se cambió por uno de plástico.

Laura Corona, antropóloga de la ENAH, comenta que una de las características principales de esta tradición en México es que forma parte de todo un circuito festivo que comienza con las posadas de Navidad y culmina con el día de la Candelaria, el 2 de febrero. Quien encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el padrino o madrina que deberá vestir a la imagen del niño Jesús del nacimiento y presentarlo en la iglesia el 2 de febrero. Al final de la presentación, debe ofrecer una fiesta con tamales y atole.

Más allá de lo religioso

Sin embargo, actualmente todo este ritual, con la connotación religiosa y del compadrazgo, sólo la realizan algunas familias mexicanas, pues para la mayoría partir la rosca de reyes el 6 de enero es más un momento para convivir en familia , amigos o compañeros de trabajo.

Hilda Cota, profesora de sociología y antropología de la alimentación en la carrera de Gastronomía de la Universidad del Claustro de Sor Juana, sostiene que se trata de una tradición arraigada sólo en algunos sectores sociales.

“Es un tradición, pero no para todos. Es más como de las ciudades urbanas. Por un lado, sí, hay una repetición sociológica del ritual de partir la rosca, pero también es importante recordar que más bien son los comerciantes que te fuerzan al consumo”, refiere la socióloga.

Afirma que si bien se trata de una tradición con historia, el sentido religoso ha quedado atrás: “Tradición sí porque se sigue repitiendo, porque da identidad, porque cohesiona a ciertos grupos, pero no necesariamente con un sentido religioso. Te apuesto a que la mayoría de la gente no tiene idea de lo que es la Epifanía, la manifestación física de Jesucristo, que según la tradición se da el 6 de enero, y que se supone es representado con la rosca. La mayoría no tiene ni idea”.

Las especialistas coinciden en que es una tradición más arraigada en el centro de México, mientras que al resto del país ha llegado por influencia de las grandes cadenas de supermercados y panaderías.

No obstante, en determinados lugares del país, el festejo del 6 de enero y la rosca de reyes adquieren características singulares.

Laura Castro, coordinadora del seminario “Cocinas y cultura alimentaria en México”, que se imparte en la ENAH, menciona la procesión y convivencia que el 5 de enero por la noche llevan a cabo tres barrios de Coyoacán: El del Barrio de los Reyes, que lleva hasta la iglesia del Barrio del Niño Jesús a los Reyes Magos para que visiten al Niño Dios. Ahí también se les une el Barrio de la Candelaria y en este convivió, los del Barrio del Niño Jesús comparten la tradicional rosca de reyes con sus vecinos.

Sonia C. Iglesias refiere que en comunidades indígenas como la totonaca, en lugar de rosca el 6 de enero se prepara un atole de reyes, que se elabora con maíz, camote y panela (piloncillo); además de que se comen tamales de frijol con ajonjolí, pipián, cilantro y tomate. Se trata de una tradición para ofrecer de comer a la tierra, ya que a los Santos Reyes se les considera dueños de la milpa y de la tierra, por lo que se les ofrenda alimentos y bebidas para evocar buenas cosechas.

FUENTE: EL UNIVERSAL

redaccion

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2 Comments

  1. no mames k puta historia de caca

  2. me sirvio de mucho .i.

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