Cultura

Muere el intelectual Stéphane Hessel

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 PARÍS, FRANCIA. (Redacción).- El intelectual francés Stéphane Hessel, autor del libro ¡Indígnense! , que inspiró a movimientos de protesta en todo el mundo después de la crisis financiera de 2008, murió ayer, en París, a los 95 años.

Ex diplomático, escritor, miembro destacado de la resistencia contra los nazis, europeísta convencido e infatigable defensor de los derechos humanos, Hessel atravesó todo el siglo pasado enfundado en la bandera de la libertad.

Su nombre, sin embargo, se hizo conocido recién dos años atrás, cuando se convirtió en una celebridad al vender más de cuatro millones de ejemplares de ¡Indígnense! , que se publicó en casi un centenar de países y se tradujo a más de 30 idiomas.

Con sus impecables trajes y su afable mirada, Hessel parecía más un profesor emérito que un rebelde. Pero su exitoso libro, en el que llamaba al mundo a indignarse por las injusticias del capitalismo, lo convirtió en combatiente e ícono de los últimos grandes movimientos de protesta en el mundo, y le concedió un estatus de culto que ni siquiera él podía explicar. «Creo que sólo llegué en el momento adecuado», dijo una vez.

El éxito de ¡ Indígnense! coronó una vida apasionante, que comenzó en Berlín el 20 de octubre de 1917, en el seno de una familia formada por el escritor judío Franz Hessel y su esposa, Helen Grund, una berlinesa enamorada del arte, que le inculcaron el gusto por las letras que el joven Stéphane disfrutaba con pasión. Sus padres inspiraron junto con el escritor Henri-Pierre Roché el trío Jules et Jim , retratado en el cine por el director François Truffaut.

A los ocho años, Hessel se instaló en Francia con su madre y leyó a Apollinaire, Baudelaire y Rimbaud, con los que se infectó del virus de la poesía, que lo acompañó por el resto de sus días. En sus años de escuela en el colegio alsaciano de París conoció a Marcel Duchamp y Pablo Picasso, y posteriormente ingresó en la Escuela Normal Superior y se graduó en Filosofía.

En 1937, obtuvo la nacionalidad francesa, y dos años más tarde fue llamado a las armas ante el ataque de la Alemania nazi. Tras combatir en varios frentes durante dos años, se unió a la resistencia francesa de Londres, pero en 1944 regresó a Francia, donde fue detenido por la Gestapo y deportado al campo de concentración de Buchenwald.

Allí esquivó a la muerte al cambiar su identidad con la de otro deportado fallecido de tifus, gracias a lo cual logró salvarse de la horca. Varios intentos de fuga y el paso por diversos campos de concentración se saldaron con una evasión del tren que lo trasladaba a Bergen-Belsen.

Al final de la guerra ingresó en la diplomacia francesa y fue nombrado para la secretaría general de las Naciones Unidas, donde participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Desde diversos puestos diplomáticos, llevó su lucha contra las injusticias por África y Asia, hasta que François Mitterrand lo nombró embajador de Francia en ese organismo.

Comprometido con la izquierda, Hessel ocupó puestos ministeriales en los gabinetes socialistas hasta que se jubiló, en 1983. Su compromiso con la humanidad, sin embargo, continuó con causas como el conflicto árabe-israelí o la inmigración ilegal, hasta que su grito alcanzó una fuerza enorme con la publicación de ¡Indígnense!, que encontró eco en una sociedad necesitada de referentes.

En 2011, publicó ¡Comprométanse! , un libro de entrevistas, y ¡Exijan! , un llamamiento contra las armas nucleares, mientras que en 2012 publicó ¡Declaremos la paz !, basado en sus conversaciones con el Dalai Lama.

Con su vitalidad intacta hasta casi el final de sus días, no dejó de viajar, conceder entrevistas y dar conferencias. «Recibo con gran tristeza la desaparición de Stéphane Hessel. Era una gran figura, cuya excepcional vida estuvo consagrada a la defensa de la dignidad humana», dijo ayer el presidente francés, François Hollande.

Un luchador infatigable y comprometido

Hessel dedicó toda su vida a combatir injusticias

STÉPHANE HESSEL Escritor y filósofo francés Se convirtió en sus dos últimos años de vida, cuando ya tenía más de 90, en el líder intelectual de los «indignados», un movimiento que dio la vuelta al mundo con su llamado a la insurrección pacífica contra el capitalismo .Antecedentes El libro ¡Indígnense! fue el corolario de una vida repleta de logros: fue amigo de grandes artistas, escapó de un campo de concentración nazi, participó en la redacción de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU y fue un activo diplomático francés

El intelectual francés Stéphane Hessel, autor de un librito que inspiró a movimientos de protesta en todo el mundo, falleció el martes por la noche, a los 95 años. Filósofo, diplomático y escritor, había nacido el 20 de octubre de 1917 en Berlín, Alemania.  Llegó a Francia a los 8 años y a los veinte, obtuvo la nacionalidad. Fue movilizado en 1939 al empezar la guerra y se unió a las Fuerzas Francesas Libres en 1941. Detenido por la Gestapo, fue deportado en 1944 al campo nazi de Buchenwald, en el que ocultó su identidad para escapar a la muerte. Al terminar la guerra, emprendió una carrera diplomática como adscripto al secretariado general de la ONU (1946-1951). En las Naciones Unidas participó en la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero la fama le llegó después.

 Aunque escribió numerosas obras, fue su pequeño libro «indígnense!, publicado en 2010, el que le dio celebridad mundial. Tenía 93 años y su manifiesto de «insurrección pacífica» resonó en todo el mundo, con más de 4 millones de ejemplares vendidos en 35 países. Acompañó los levantamientos populares en los países árabes y sirvió de bandera a los movimientos a los indignados griegos, al movimiento «Occupy Wall Street», en los Estados Unidos y al 15 M español, donde tuvo su mayor repercusión. «Indignez-Vous”, su título original,  (¡Indígnense!)  insta a los jóvenes a resistir de forma pacífica la «dictadura internacional de los mercados financieros» y a defender los «valores de la democracia moderna».»Cuando uno se siente indignado por algo, como me pasó a mí con el nazismo, se convierte en un militante», escribe.

Hessel aprovechó el éxito alcanzado a los 93 años. Y en 2011, reincidió publicando «íComprometeos!». En 2012 publicó en Francia «íDeclaremos la paz», libro de conversaciones con el dalai lama. Hoy, después de conocer su muerte, el presidente francés, Francois Hollande, a quien Hessel apoyó públicamente, dijo a modo de homenaje: «Su capacidad de indignación no tenía límites, salvo el de su propia vida. En el momento en el que esta se acaba, nos deja una lección: la de no resignarse a ninguna injusticia».

Lo curioso es que el manifiesto que lo llevó a la fama, no fue escrito directamente por Hessel. El libro está inspirado en un discurso suyo de 2008 en conmemoración de la Resistencia. La editora Sylvia Crossman propuso una publicación basada en sus ideas y, luego de tres entrevistas, convirtió las palabras de Hessel en un texto que después editó. «Mi aporte fue oral», declaró Hessel, que no aceptó cobrar derechos.

Hace poco menos de dos años, en París, Clarín mantuvo una entrevista con Hessel, que seguía trabajando. Repetimos aquí dos tramos de aquél encuentro. .

¿Cómo fue la guerra para usted?

Larga. Para mí, es una historia larga y aburrida.

¿Qué le pasó?

En desacuerdo con el gobierno colaboracionista de Vichy, me fui a Londres para unirme a la Resistencia que lideraba De Gaulle. Me mandaron en una misión a Francia. Me capturó la Gestapo, me mandaron al campo de concentración de Buchenwald y me condenaron a muerte. Pero cambié mi identidad por la de un joven francés que había muerto de tifus. Fui enviado a otro campo y escapé, me atraparon y me podrían haber colgado. Pero no.

Pero no se retiró.

No. Desde entonces he estado interesado en varios problemas, como el de la inmigración. Me convertí en miembro del Consejo Superior para la Integración aquí en París, también en Alta Autoridad de la Comisión de Comunicación Audiovisual. También trabajé con el problema de Palestina e Israel, hice varias visitas, la última a Gaza el año pasado y varias anteriores en Gaza y Ramalá. Y aquí estoy: la última cosa que hice fue el borrador de este librito.

¿Por qué cree que tuvo éxito?

Creo que salió justo en el momento en el que las mayorías sentimos que no nos dirigen correctamente: algunos padecían tiranías, como Egipto o Túnez, otros unas democracias poco democráticas. Entonces, la idea de llamar a la gente a que se indigne y diga “no” llegó en el momento correcto. Y cuando empezó la cosa en el norte de África, se hizo incluso más actual.

redaccion

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