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El Coatzacoalcos de hoy: la Iglesia, el César y la necesidad de que Dios nos agarre confesados

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CLAROSCUROS

José Luis Ortega Vidal

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En el transcurso de la Semana Santa que concluyó el Domingo de Resurrección, en el sur de Veracruz llamó notablemente la atención una declaración del Obispo Rutilo Muñoz Zamora.

Titular de la Diócesis en Coatzacoalcos, Monseñor Muñoz afirmó ante reporteros locales que las quejas ciudadanas ante el Ministerio Público carecen de resultados; son, digamos, inútiles.

La afirmación del prelado se suscitó el Jueves Santo, un día emblemático en el calendario católico por ser la víspera de la Crucifixión de Cristo.

Como sabemos, Rutilo Muñoz Zamora encabeza la Iglesia Católica en Coatzacoalcos; es, entendemos, el representante del Papa en la llamada Capital del Sur de Veracruz; ni más ni menos que el rincón más significativo del escenario jarocho contemporáneo, en materia de inversiones, generación de empleos, esperanza de desarrollo económico estatal.

Añadamos lo siguiente: el hombre que lanzó acre crítica a la Fiscalía de Veracruz, es miembro notable en otro Ministerio: el de Dios.

Los cristianos, particularmente los católicos que son amplia mayoría, tienen dos opciones para confesar sus pecados: lo pueden hacer ante el señor Cura o pueden acudir con el Fiscal correspondiente.

Pero he aquí que el jefe de los presbíteros afirma ante la feligresía que el de enfrente es un ministerio sin confianza, carente de credibilidad, falso, algo así como encarnación del mal por cuanto representa el pecado de la irresponsabilidad en el cumplimiento de su mandato.

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En la Biblia, libro del Apóstol Lucas, capítulo 20, versículos 24/25/26, se lee:

“Mostradme un denario. ¿De quién es la imagen y la inscripción que lleva? Y ellos le dijeron: Del César. Entonces Él les dijo: Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Y no podían sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo; y maravillados de su respuesta, callaron”.

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Tan viejo como la Iglesia, el Estado ha evolucionado a través de los siglos.

En el caso de México, la estructura gubernamental es muy joven, nos remite apenas 500 años atrás con el arribo de los españoles a suelo azteca y la consecuencia de un mestizaje y un sincretismo que nos caracterizan.

Comparados, los elementos históricos que perviven y mueven muchos de los hilos en el poder eclesiástico, son mucho más antiguos que algunos de los códigos que estructuran el poder político.

Seamos simplistas: que el Obispo de una Diócesis del peso económico, político, social, del tamaño de Coatzacoalcos, decida salirse de la cautela, la discreción, la separación muy clara entre su función y la del gobierno, es algo poco común, debido a las consecuencias que una declaración de dicho personaje puede acarrear, por tratarse de quien se trata.

La estatura política del Obispo Moisés Muñoz Zamora está muy encima de la que representa, por ejemplo, el Subprocurador Ricardo Carrillo Almeida.

Vamos, el abogado que sustituye a Jorge Yunis Manzanares irá a misa, se arrodillará ante el Obispo, se confesará y tomará la ostia, antes que atreverse a confrontarse con dicho personaje.

Actuar de otro modo le podría costar el trabajo y él lo sabe.

Un Obispo de cualquier Diócesis de Veracruz se puede haber de tú con cualquier Secretario de Estado y esto incluye al Procurador Luis Angel Bravo que –de proponérselo- no sería recibido ni por el Arzobispo Hipólito Reyes Larios si dicho personaje no lo desea.

Hablando de jerarquías el jefe del catolicismo veracruzano sólo dialoga con el gobernador en turno.

Y de ahí para arriba.

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¿A qué viene toda esta alusión, luego de una simple declaración del Obispo de Coatzacoalcos sobre la falta de confianza, de credibilidad, de eficacia en las Agencias del Ministerio Público?

Justamente, la referencia es al significado profundo de una declaración de esta naturaleza por haberse dado el día que se dio –Jueves Santo- y por el personaje que lo hizo: un representante Papal.

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La Iglesia suele hablar con significados profundos y de no tenerlos, usualmente guarda silencio.

Si hay expertos en lenguaje críptico, cuente entre ellos y de forma destacada a los señores sacerdotes.

¿Qué sabe Rutilo Muñoz Zamora para quejarse del modo tronante como lo hizo del trabajo de la Procuraduría General de Justicia de Veracruz y particularmente de la Subprocuraduría en Coatzacoalcos?

¿Qué le han dicho sus feligreses al señor Obispo?

¿Qué tipo de católicos han hablado con él en secreto de confesión o fuera de éste, para alertarlo e invitarlo a presionar -como lo está haciendo- al César?

(6)

¿Ha sido una casualidad que el Obispo hiciese su declaración justo cuando la Comisión Nacional de Derechos Humanos pidió al Procurador Luis Angel Bravo que investigue a los agentes ministeriales responsables de torturar a cuatro trabajadores electricistas acusados por el asesinato del Pastor Claudio Martínez Morales, el 17 de junio del 2013 en su domicilio de la Colonia Petrolera?

Si los acusados declararon ante el MP como resultado de una tortura…

Si la CNDH denuncia la existencia de ese abuso y violación de los derechos humanos de los miembros del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana…

Si el Obispo de Coatzacoalcos afirma que declarar ante el Ministerio Público no tiene caso porque no hay resultados de estas herramientas jurídicas…

¿Qué debemos pensar los ciudadanos, simples y llanos mortales, víctimas o testigos de una realidad cada día más violenta e impune?

(7)

Que Dios nos agarre confesados.

redaccion

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