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Celebremos el Centenario de Efraín Huerta en la Prepa Juárez

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Ángel Rafael Martínez Alarcón.

El pasado 18 de junio el poeta Efraín Huerta cumplió cien años de nacido. Con el propósito de celebrar este acontecimiento, el H. Ayuntamiento de Xalapa, a través de la Unidad de Ediciones, Publicaciones y Fomento a la Lectura, ha unido esfuerzos con la Comisión Edilicia de Turismo y Cultura, así como con el Colegio Preparatorio turno vespertino (Prepa Juárez), con el propósito de llevar a cabo una tertulia literaria en el Paraninfo ubicado en la calle de Juárez y Revolución. La cita es el viernes a las 19:00 horas.

De esta manera, haciendo honor a la tradición cultural y literaria con orgullo de ser xalapeños, este año, la Administración Pública Municipal se une a los grandes homenajes nacionales que se realizan en toda nuestra nación en torno a los centenarios de figuras ejemplares de la cultura y las artes. Empezamos el año recordando a Octavio Paz, nuestro premio Nobel 1990, a finales del mes de marzo. Ahora, este 20 de junio, celebraremos al espléndido poeta Efraín Huerta, quien cumplió 100 años de haber nacido.

Efraín Huerta Romo fue uno de los poetas más reconocidos de México en la última mitad del siglo XX y sus versos se caracterizaron por ir en contra de lo establecido en términos estilísticos. Fue además un activista político de la izquierda latinoamericana. Inició sus estudios de derecho en la ciudad de México, pero los abandonó para dedicarse al periodismo y a la literatura. Efraín Huerta hoy cumpliría un siglo. Aunque él, en su presencia física ya no está entre nosotros, su vasta obra, que también incluye el ensayo y un amplio acervo editorial, nos acompaña con diversos párrafos donde destaca su inteligencia.

Esta situación propició que Efraín Huerta y Carlo Antonio Castro cultivaran por muchos años una amistad sustentada en sus afanes literarios y en su postura crítica al sistema capitalista depredador. De ahí que en el archivo de la familia Castro Vargas se conserve una foto, obra de Roberto Williams, donde ambos autores leen poesía en el Parque de Los Berros, frente a la Casa de Salvador Díaz Mirón.

Muchos años después, cuando la ciudad de Xalapa preludiaba sus cambios drásticos en el paisaje urbano, ecológico y climático, empezaron a cobrar fama dos pequeños libros de Efraín Huerta: Poemas Prohibidos y de Amor y Estampida de poemínimos. Todavía recordamos cómo la dimensión irónica de estos breves poemas nos permitió reelaborar otros –propios, aunque no auténticos– con títulos de libros o con versos de otros poetas para cumplir con las enseñanzas huertianas y darle paso al plagio y al autoplagio a través de la paráfrasis, donde siempre encontraremos la inmensidad del lenguaje para enriquecerlo o trastocarlo; algunas veces para dejar huella permanente en nuestra breve existencia y en otras ocasiones para forjar una identidad propia.

Para nosotros, Efraín Huerta, nos entusiasma por su irreverencia frente a la actitud grandilocuente de los poetas académicos. Nos demostró que la poesía pertenece a la vida cotidiana y que el juego de palabras acelera nuestro imaginario de manera creativa. Disfrutamos a plenitud sus poemínimos, como también guardamos silencio introspectivo cuando leímos sus poemas que condenaban la miseria humana, y cuando nos abandonó el Gran Cocodrilo, también cantamos sus versos para sentirnos eternos en la fría noche de nuestra entrañable ciudad de Xalapa.

 

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