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Estados del Sureste e inseguridad: la voluntad de Dios y los bueyes de mi compadre…

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CLAROSCUROS
José Luis Ortega Vidal

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Una de las fallas estructurales en materia de seguridad radica en la falta de coordinación legal y operativa entre los cuerpos preventivos y de procuración de justicia de las distintas entidades mexicanas.
En el caso del Sureste, Veracruz comparte fronteras con siete estados de la República y en todos ellos – tal como ocurre en territorio jarocho- hay severos problemas vinculados a la violencia.
La semana pasada apareció otro trío de cadáveres en el sur veracruzano.
Los primeros –a los cuales se sumó un cadáver cercano, el mismo día- coincidieron con la llegada a Coatzacoalcos del Secretario de Seguridad Arturo Bermúdez Zurita, el pasado 27 de junio.
Los más recientes se encontraron días más tarde, específicamente el miércoles 2 de julio y en la zona de Tonalá, una comunidad ubicada dentro del municipio de Agua Dulce y vecina de Villa La Venta, municipio de Huimanguillo, en Tabasco.
Todo indica que los cadáveres estaban, en sentido estricto, del lado tabasqueño y por tal motivo la Agencia del Ministerio Público huimanguense abrió la investigación ministerial respectiva.
Sin embargo, para efectos prácticos esta colindancia lejos de representar una ventaja se convierte a menudo en una desventaja.
Si hubiera coordinación entre los cuerpos policiacos y ministeriales de ambas entidades, los delincuentes batallarían más para cometer sus fechorías y evitar el castigo respectivo.
Al no haberla los asesinos, traficantes, secuestradores, violadores, etcétera, se desplazan con facilidad de un estado a otro y escapan a veces de manera permanente y en ocasiones de manera temporal, amparados por la maraña burocrática que impide la comunicación y trabajo eficaz entre los investigadores policiacos.
Impunidad casi total.

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¿Dónde están, por ejemplo, los tres cómplices –prófugos- en el asesinato del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, a los cuales mencionó el ex Procurador de Justicia Amadeo Flores Espinoza, quien los ubicó mientras se detenía a los 6 corresponsables presos en el penal Duport Ostion?
Oaxaca es otra entidad con la cual Veracruz comparte frontera interna y hacia aquella región -se dijo en su momento en la PGJ- habrían escapado los sujetos que presuntamente participaron de la autoría intelectual y material en el artero plagio y crimen suscitados entre el 5 y 6 de febrero del 2014.
El secuestro de Gregorio ocurrió en Villa Allende, zona rural de Coatzacoalcos y su traslado hacia Las Choapas -donde fue asesinado- implicó el paso por el área de Agua Dulce, municipio vecino de Tabasco.
A tres meses y ocho días del hallazgo de la fosa donde estaban “Goyo” y dos víctimas más, se encontró un arsenal “abandonado” en el mismo domicilio donde fue sepultado clandestinamente el reportero de Coatzacoalcos.
La gente que dejó las armas largas en la colonia “J. Mario Rosado” de Las Choapas se movió con tal descaro que tras el asesinato de “Goyo” volvieron a utilizar la casa, escenario de su crimen, como refugio para sus actividades delincuenciales.
Se trata de una “Casa de Seguridad” descubierta por la policía el miércoles 21 de mayo.
¿Así o se requiere de mayor descaro?

(3)
En Veracruz se está ensayando una política mediática de disminución de la violencia.
Es decir, con no declararlo, no aceptar el dato, hacer una declaración que confunda a periodistas y a la opinión pública, presionar para que no se publique la historia y otras estrategias de esta naturaleza, se pretende eliminar la incómoda aparición de más y más cadáveres.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos -por ejemplo- acaba de reconocer que en Paraíso Novillero, municipio de Cosamaloapan, investiga la aparición de una nueva fosa clandestina, cuya existencia fue negada por el Procurador Luis Angel Bravo Contreras.

(4)
Hemos insistido -por convicción plena- que el tema de los migrantes del sur hacia el norte y de paso obligado o punto de partida en México, se ha convertido en un Crimen de Lesa Humanidad dadas las condiciones que el Estado y la mafia –cómplices, a menudo- han generado para mujeres, hombres, niños y niñas que escapan del hambre.
El impulso de una política que encima de todo los niegue, intente borrarlos de un plumazo o por medio de una declaración irresponsable; que pretende convertirlos en fantasmas sin derecho –siquiera- a ser ubicados, entregados a sus familias y enterrados legalmente, constituye un capítulo vergonzoso del referido Crimen.

(5)
Oaxaca es una fuente nutritiva de abigeos en la frontera con el Veracruz ganadero de San Juan Evangelista, Jesús Carranza, Sayula, Acayucan, Uxpanapa, Minatitlán y Las Choapas, en la región Sur.
En Veracruz los roban y en Oaxaca los facturan.
San Luis y Tamaulipas nutren como nadie de cadáveres, secuestros y zozobra en la huasteca veracruzana.
El puente del Pánuco dejó de ser una vía histórica de comunicación.
Hoy, es un acceso histórico al infierno de Dante.
Puebla representa un incesante ir y venir de delincuentes entre Xalapa, Córdoba, Orizaba y los pasos obligados por “La Esperanza”: la caseta donde –durante décadas- se han vendido drogas de todo tipo y a toda hora bajo el empleo inhumano de menores de edad.
Huayacocotla es más de Hidalgo que de Veracruz en términos de relaciones comerciales y desde luego en materia de tráfico ilegal de madera.
Con Chiapas compartimos la Selva de Los Chimalapas, lo mismo que la falta de desarrollo en el Uxpanapa y la vocación para la siembra de drogas, el tráfico de éstas, así como de ilegales.

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Veracruz afecta a estos hermosos y ricos estados como ellos nos afectan a nosotros.
No se trata de afirmar que todo está mal y tampoco comparto la visión maniquea de atender a una realidad común y actual bajo la perspectiva de: Inocentes y Culpables.
Tenemos muchos recursos y hay cosas que hemos hecho bien.
Hay, también, muchas deficiencias, errores, fallas estructurales y operativas en el combate al crimen organizado.
Dicho coloquialmente, en materia de seguridad los estados del Sureste aplicamos aquello de: “hágase la voluntad de Dios, pero en los bueyes de mi compadre”

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Una coordinación federal –vía un Comisionado Presidencial, por ejemplo- en torno a un problema que compartimos en el Sureste, tanto en la falta de unificación en nuestra estructura jurídica como en la aplicación de recursos para la prevención del delito y la procuración de justicia, representaría un avance notable para enfrentar la inseguridad que crece día a día.
Los políticos, esos seres tocados por la mano sagrada del poder, también deben ser dotados de criterio y entender que no todo es pensar en el siguiente cargo; en la próxima campaña; en el dinero que viene…
Urge que piensen, mejor, en la siguiente generación.
Sus propias familias se los agradecerán.

redaccion

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