Internacional

Los republicanos insisten en un ajuste mayor al propuesto por Obama

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Washington, E.U.A. (EL PAÍS).-   Tras el tono conciliador, centrista y esperanzador adoptado por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en su discurso sobre el estado de la Unión, la precaria realidad presupuestaria de la mayor economía del mundo terminó ayer imponiéndose a la mejor retórica presidencial. Las últimas estimaciones elaboradas por la independiente oficina presupuestaria del Congreso anuncian un déficit para este año de casi 1,5 millones de dólares.

Se trata de una cifra nunca vista en la historia de Estados Unidos y que sobrepasa con creces la limitada oferta de austeridad en el gasto público planteada por la Casa Blanca.

En términos históricos, el déficit para este año supondrá un 9,8 por ciento de toda la economía de Estados Unidos. Y habrá un aumento de la deuda nacional que podría llegar también a un 70 por ciento del Producto Interior Bruto de los Estados Unidos.

Entre los factores que explican la creciente y abismal diferencia entre ingresos y gastos en las arcas del gobierno destacan la debilidad que arrastra la economía estadounidense, a pesar de haber salido ya teóricamente de su profunda crisis, y decisiones políticas, como los últimos recortes de impuestos acordados por la Administración de Barack Obama y de la oposición conservadora.

Pedir prestado

Ante la confirmada perspectiva de que el gobierno de los Estados Unidos va seguir pidiendo prestado el 40 por ciento de todo el dinero que gasta, los republicanos insisten en la necesidad de ir más allá de la congelación de gasto nacional planteado el martes por el presidente Obama para los próximos cinco años. Se trata de un ejercicio de austeridad que no afectaría a grandes partidas obligatorias de gasto social ni a los presupuestos de defensa o seguridad. De tal manera que, en la práctica, implica solo a una séptima parte de todo el gasto federal. Es una reducción del déficit estimada por la Casa Blanca en 400.000 millones de dólares durante la próxima década.

Ir más allá

Los republicanos utilizaron su turno de réplica al discurso presidencial para insistir en que el ajuste debe ir mucho más allá de los planteamientos de Obama. A juicio del diputado Paul Ryan, que preside el comité presupuestario de la Cámara Baja, sin una acción decisiva los Estados Unidos se arriesgan a correr la misma suerte que Grecia, Irlanda y otros países europeos. El republicano de Wisconsin afirmó: «Hace unos pocos años, reducir el gasto público era importante. Hoy en día, es imperativo. Nos enfrentamos a una carga aplastante de deuda. La deuda pronto eclipsará a toda nuestra economía y crecerá hasta niveles catastróficos en los próximos años».

Durante su turno, esta figura emergente dentro del Partido Republicano no entró a especificar exactamente qué medidas se necesitan para recuperar el equilibrio fiscal de los Estados Unidos. Sin embargo, es conocido que entre las alternativas de ajuste que maneja Paul Ryan en nombre de los republicanos figuran un aumento gradual de la edad de jubilación hasta los 70 años y la privatización de la cobertura médica que con cargo a los presupuestos federales se facilita a jubilados e indigentes.

La diputada republicana Michele Bachmann, rompiendo con casi medio siglo de tradición parlamentaria, ofreció una segunda respuesta al presidente Obama en nombre del «Tea Party». Su alocución se convirtió en un ataque frontal a la política presupuestaria de la Casa Blanca, que a su juicio no ha hecho más que incrementar la deuda nacional hasta superar los 14 billones de dólares sin haber conseguido resucitar la economía.

Las palabras de Bachmann no sentaron nada bien en las filas republicanas, puesto que se distanciaba de la línea conciliadora trazada por Ryan. Quedaban así en evidencia las crecientes fisuras entre los republicanos, según indicaba ayer el «The New York Times».

De cara al nuevo presupuesto que remitirá en tres semanas el Ejecutivo al Congreso, la Cámara de Representantes se anticipó con la aprobación de una resolución con recortes mucho más drásticos e inmediatos que los apuntados por Obama. La iniciativa prosperó con 256 votos a favor y 165 en contra, incluido el respaldo de 17 diputados demócratas. El texto aprobado aspira a imponer un ajuste equivalente a 100.000 millones de dólares durante los siete meses restantes del actual ejercicio fiscal en los Estados Unidos.

Para los demócratas, esos recortes dramáticos —pero que tampoco llegan a pensiones y cobertura sanitaria para la Tercera Edad— suponen en la práctica una amenaza para la recuperación económica de los Estados Unidos. Pero según insistió el republicano Paul Ryan, «la querencia de hacer las cosas como siempre ha llegado al final, mientras que los días de controlar el gasto público están empezando».

Viaje a Wisconsin

En contraste, el presidente Barack Obama viajó ayer hasta la ciudad de Wisconsin, donde visitó una modélica empresa de energía limpia y volvió a defender su política económica de inversiones públicas en frentes clave como la educación, las infraestructuras, la ciencia y las energías alternativas. Todo con el fin de defender la competitividad económica de los Estados Unidos. Según señaló el ocupante de la Casa Blanca, «nos tenemos que poner en serio a ganar nuestro futuro» y ser los primeros en «la carrera por el siglo XXI», alimentada por la competencia de rivales como China o la India.

redaccion

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