Ideas con Voz
Mtro. Jorge Cajiga
Hace poco más de 26 años, cuando Nuestra Proeza estaba conformándose como asociación civil, tenía una característica que la distinguía de otras agrupaciones de la época: Se conformaba de jóvenes voluntarios de escuelas públicas y privadas, que no tenían que cerrar calles ni alzar la voz para ser escuchados. Era su trabajo silencioso el que transformaba corazones y permitía que otros jóvenes se sumaran al esfuerzo de ir juntos tras la proeza de un mundo mejor.
Desafortunadamente y precisamente en 1994, cuando se dio la última crisis económica del siglo XX de nuestro país, también enfrentamos la primera crisis en valores de nuestra sociedad. Al perderse lo material, se fue olvidando también el apoyo solidario que había despertado precisamente en 1985 con los sismos que sufrimos como país. La ayuda desinteresada fue disminuyendo y los jóvenes empezaron a cobrar su tiempo, ya sea con el compromiso de cumplir ciertas horas de servicio social universitario o por alguna práctica profesional de las obligatorias por sus docentes.
Peor aún, los adultos empezaron a condicionar donativos con recibos deducibles o a poner en tela de juicio el destino de los recursos, criticando muchas veces las iniciativas de empresas o particulares en atender una causa en particular.
Hoy afrontamos la peor crisis de valores y debemos devolver a nuestros jóvenes el entusiasmo que significa el ver por los demás de una manera desinteresada. No se trata de regresar al asistencialismo que no apoya realmente al sector que se atiende, sino de permitir el abrir nuevamente corazones devolviendo valores tan importantes como la confianza, la solidaridad y el servicio a favor de quienes viven una situación desfavorable.
Con tu donativo a la cuenta de Nuestra Proeza en Bancomer 0149494324, ten por seguro que trabajaremos para devolver con una proeza, muchas sonrisas.
Twitter @liccajiga
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