ColumnistasEduardo de la Torre Jaramillo

La Revolución Mexicana en el año 2014

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Columna: Escenarios

Eduardo de la Torre Jaramillo

 

Un aniversario “revolucionario” sin festejo gubernamental, más allá de la situación nacional y de las más de 200 manifestaciones que se realizaron en el país y fuera de él, por la dramática situación de los 43 normalistas de Ayotzinapa; el PRI de hoy es incapaz de reinventarse a través de ese símbolo político que le funcionó durante el siglo XX. Un PRI sin narrativa, sin símbolos políticos, inclusive sin ideología ni dogmas.

Actualmente, existe un movimiento de la clase media mexicana que está iniciando una nueva revolución simbólica-política, basada en los nuevos mecanismos de comunicación, como lo son las redes sociales, donde muestran su indignación y su enorme creatividad para el diseño de los famosos “memes”; empero, hay que decirlo, el descontento no es coyuntural, no es Tlatlaya, no es Iguala, no es la “Casa Blanca”, son setenta añosde autoritarismo del PRI y de una transición inacabada por la falta de inteligencia por parte del PAN.

La movilización que vive hoy el país en estos casi dos meses después del caso de Guerrero, son producto de varios factores que se suscitaron en el pasado inmediato, por ponerle una fecha, quizá desde Miguel de la Madrid y posteriormente con el salinato, cuando se emprendieron las reformas económicas para adaptarse a la globalización, y particularmente a un nuevo capitalismo mexicano sin trabajo, donde la primera válvula de escape fue el sector informal de la economía y hoy lo es la economía mafiosa, ambas inmersas en una metástasis de la corrupción gubernamental.

En estos dos años de gobierno se realizaron once reformas, las cuales tendrían que cambiar necesariamente al país, hay que afirmar que eran las medidas exigidas por la propia globalización, y que correspondían a la continuación de lo que se inició en los años noventa; tal y como fue en el pasado reciente, la comunicación gubernamental ya no pudo engañar a las y los mexicanos que el país se iría otra vez al“primer mundo”, por eso las multipromocionadas reformas no tuvieron la confianza requerida por parte de la sociedad; porque la microeconomía continua sin beneficiar a los mexicanos.

Por otra parte, las reformas que se realizaron con el “Pacto por México”desdibujó al subsistema de partidos políticos mexicano, primero porque nunca hicieron un ejercicio prospectivo político de aquellas ni del proceso de implosión partidista que tendrían, por supuesto más en lo que aún se hacen llamar de izquierda; de igual manera en el PAN que vive un proceso de desinstitucionalización, porque fue un partido que basó su narrativa en la honestidad, sin embargo, con la llegada de los “arribistas”, quienes poseen dos características: a) mucha ignorancia en los asuntos de gobierno, y b) mucha hambre de corrupción. Ni que decir de los partidos de familias monoparentales, como son Movimiento Ciudadano con Dante Delgado, el del Trabajo con Alberto Anaya, el Verde del niño “verde”, y Morena de López Obrador, los otros ni siquiera hay que mencionarlos porque no tendrán el registro el próximo año. Partidos políticos que nunca lo fueron, que son guiados por la “lealtad” y la Omertá política, ese pacto de silencio que se traduce en complicidad, hoy en día hasta criminal.

A lo anterior, hay que sumarle la falta de gobierno, éste en la actual crisis sólo es discurso, no hay más, ninguna acción gubernamental para reestablecer la gobernabilidad del país, y por cierto pésimos discursos, como ese de la “desestabilización”, cuando el propio gobierno federal es el que propicia la desestabilización, allí están los casos de Oaxaca, Michoacán, Tamaulipas, Estado de México, Guerrero, ellos provocaron que la reforma educativa no fuera nacional, alentando a la CNTE y cediendo a todos sus requerimientos; al igual que al SME; los mismos grupos que están en las manifestaciones en su contra; el problema es cuando confundes a tus aliados con tus adversarios; evidentemente es un gobierno sin cerebro, sin capacidad para actuar en la incertidumbre.

Finalmente se mezclan tres asuntos: la debilidad económica y falta de crecimiento; la crisis en la vida pública; y una falta de gobierno, muy probablemente una triple crisis de la cual no hay solución por parte del gobierno, porque cada respuesta gubernamental se convierte en un error político. Dado lo anterior, ha llegado la hora de las propuestas desde la sociedad civil organizada para desmontar a la kakistocracia y dar paso a otro sistema político, y se podría empezar canalizando toda esta energía social en la preparación de una nueva constitución política, donde el 2015 se convierta en la elección para un nuevo Congreso Constituyente, quizá es la mejor manera de festejar el centenario de la constitución y para buscar un nuevo arreglo político fortaleciendo el pacto social en México.

redaccion

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